1. El mundo y el tiempo del período heládico tardío
En plena Edad del Bronce Grecia Continental estaba repleta de pequeñas ciudades-estado muy militaristas, gobernadas por un rey llamado WA-NA-KA y administradas desde un templo-palacio.
En el continente destacaban las urbes de Yolko y Orkomeno al norte, Gla, Tebas y Atenas en el centro. Entretanto, prosperaban en la península peloponesia Micenas, Tirinto, Amiclas y Pilos, cuyo incendio en el 1.200 a.C. marcó el fin de la época micénica.
2. Las ciudades y la cultura funeraria
Las ciudades se organizaban en torno a una fortaleza elevada (ciudadela) donde estaba el palacio con el Megarón real de cuatro pilares. Poseían gruesas murallas de aparejo irregular atravesadas por una casamata, también almacenes y cisternas con agua.
Era una cultura inhumadora, temían a los muertos, los colocaban en posición fetal y los enterraban mayoritariamente en cistas. Se cubría a los muertos con pieles de animales y les tapaban la cara con una máscara de alma de madera y recubrimiento aurífero (destaca la famosa máscara de Agamenón descubierta por Henry Schliemann). Los tholoi estaban reservados a individuos destacados de la sociedad, se cubrían de tierra y se marcaban con un epitafio y una estela. Constaban de un dromos que conducía a la cámara funeraria circular, cuyas paredes se cubrían de lajas y su techo se cerraba formando una falsa cúpula mediante aproximación de hiladas. La entrada tenía un frontón sustentado por dintel y jambas. Asimismo, se utilizaban sillares trabajados, aprovechando colinas o levantándolos ex novo. En Micenas había dos necrópolis de túmulos, las conocidas como A y B, estando la primera en el recinto amurallado (necrópolis real) y su contraparte en las afueras.
3. El lineal B
Escribían en tablillas de arcilla que grababan a punzón cuando aún estaban frescas y luego secaban al sol. Su alfabeto fue nombrado primero por Arthur Evans y posteriormente definido por Michael Ventris como un griego arcaico, jeroglífico, silábico y apoyado en algunos ideogramas (principalmente agrícolas). Las tablillas se guardaban en los archivos de palacio, lo que permitió que el incendio de Pilos las cociera y facilitara su conservación. Eran útiles en palacio para apuntar entradas y salidas de productos y ofrendas, hacer inventarios y la contabilidad. Su contenido ha sido de gran utilidad para aproximarnos a las deidades y al modo de vida micénico.
4. Una economía administrada
Era una economía redistributiva que giraba en torno al palacio, el cual funcionaba de almacén, controlaba la producción y los excedentes que luego comercializaba. Los artesanos y campesinos pagaban un impuesto en especie, la TA-RA-SI-JA, que junto a los regalos obligatorios le daban control del excedente al WA-NA-KA. La función redistributiva del palacio se ejercía a través de la administración de la producción y de los excedentes: entregaban las materias primas a los artesanos y luego se cobraban con la TA-RA-SI-JA1.
El palacio poseía todas las tierras y las otorgaba como parcelas en usufructo (KO-TO-NA). Las KO-TO-NA KI-TI-ME-NA se entregaban a particulares para su cultivo, las KO-TO-NA KE-KE-ME-NA se concedían al DA-MO (pueblo, no es casual su parecido con demos) y no se arrendaban, aunque éste podía ofrecérselas a un particular a cambio de un pago simbólico
No conocemos a los comerciantes por las tablillas, pero sabemos que mantenían intercambios con Egipto, el Egeo y Oriente Próximo. Tampoco conocían la moneda y junto a los artesanos privados convivían sus pares palaciegos, que fabricaban armas y productos de lujo para la ciudad y sus élites.
5. Sociedad
El WA-NA-KA era un rey guerrero, al que la aristocracia elegía en virtud de sus méritos militares, oficiaba los sacrificios y tenía a los dioses de su parte. La micénica era una cultura militarista, practicaba el pillaje y la rapiña (la Ilíada es una crónica del saqueo de Troya). Existía un alto funcionariado al cual el rey nombraba y al que premiaba con las tierras del palacio. Éste poseía KO-TO-NA KI-TI-ME-NA, temenos (tierras sagradas que cultivaban) y los regalos que obligatoriamente se habían de entregar al palacio.
a) La élite gobernante
Las tablillas nos hablan de ciertos cargos, aunque son ambiguas sobre sus funciones. Estaba el RA-WA-KE-TA, un caudillo militar y líder de los remeros, poseedor de KI-TI-ME-NA y temenos. Los KO-RE-TE y PO-RO-KO-RE-TE eran gobernadores y vicegobernadores respectivamente a quienes se les daba KI-TI-ME-NA, que administraban la totalidad del reino, pese a que según las tablillas de Pilos éstos estados se dividían en provincias y a su vez en distritos. El último de estos altos funcionarios era el DA-MO-KO-ROS, una suerte de cargo provincial que era recompensado con KI-TI-ME-NA.
b) Aristócratas, líderes religiosos y funcionarios
Estaban los E-QE-TA (“seguidores”), líderes de grupos religiosos armados; los TE-RE-TA (“servidores”), una autoridad local que por serlo recibía tanto emolumento del DA-MO (KE-KE-ME-NA) como del WA-NA-KA (KI-TI-ME-NA); y el QA-SI-RE-U que evolucionó etimológicamente a basileus (el magistrado que en épocas arcaica y clásica ejercerá primero la autoridad política máxima y luego la religiosa) y que era el líder de la KE-RO-SI-JA (—> gerousía) y poseedor de KI-TI-ME-NA, categoría parcelaria que también recibían en ocasiones funcionarios menores y escribas del palacio.
c) Libres y esclavos
Artesanos, comerciantes y campesinos recibían el usufructo de una KO-TO-NA KI-TI-ME-NA, mientras que los artesanos palaciegos eran compensados o con lo mismo o solamente con su sustento. Era una sociedad con esclavos (que no esclavista), unos que servían a la divinidad (I-JE-RE-U) cuidando los templos y guardando las ofrendas, otros que trabajaban en el palacio y eran propiedad del WA-NA-KA, del RA-WA-KE-TA o del E-QE-TA y solían provenir de campañas de rapiña en el exterior, primando las esclavas asiáticas de Mileto (milesias), de Lemnos (lemnias), etc…
d) Religión
Su religión era politeísta y ya creían en Zeus, Poseidón, Atenea, Ares o Hera. El principal edificio religioso era el palacio, donde se hacían los banquetes, aunque existían templos y santuarios secundarios atendidos por esclavos. No conocemos por las tablillas si había alguna autoridad especializada exclusivamente en las funciones religiosas (tenemos militares-sacerdotes).
6. El ocaso de Micenas: la transición del bronce al hierro
A partir del 1.200 a.C. se produjo la primera migración de los griegos, que espontáneamente y sin organización se diseminaron por las islas del Egeo y por el litoral de Asia Menor sin atender a similitudes étnicas. Allí y entonces fundaron algunas célebres ciudades como Mileto.
Se marca el final de este período y el inicio de la Época Oscura (oscura porque no hay registros escritos, hasta el 800 a.C.) en el incendio de la ciudadela de Pilos en torno al 1.200 a.C.. Pero desconocemos a qué se debió esta transición o (más bien) declive. Se baraja si pudieron ser los Pueblos del Mar, mercenarios egipcios que para la misma fecha precipitaron la caída del Imperio Hitita, si estos acaso pudieron empobrecer a los micénicos al interrumpir el comercio en el Mediterráneo, o si todo se debió a una crisis política y económica vinculada a una hecatombe agrícola. Esta situación de cambio generalizado quizá pueda explicar algunas leyendas, como la de Jasón y los Argonautas, que viajaron hasta la Cólquida por el Mar Negro (ponto euxino) en busca del Vellocino de oro, coincidiendo con la colonización de estos territorios por los griegos, quienes buscaban rutas comerciales alternativas a las mediterráneas; también es posible que el relato de los Siete contra Tebas nos hable de una crisis política durante este período. O la guerra de Troya, que también pudo ser una señal de la interrupción comercial, pues una vez agotados los beneficios del comercio, ya no quedó impedimento que se interpusiera ante la guerra y el saqueo.2
La hipótesis de la economía palatina es antropológicamente discutible, por no decir disparatada, y fue sistematizada principalmente por Karl Polanyi. Otras civilizaciones antiguas también fueron asociadas inicialmente con este sistema (de economía planificada arcaica), pero la evidencia, ha medida que ha ido aumentando y ganando precisión ha desbancado esta hipótesis. El caso asirio es el más memorable, para una revisión de la evidencia Silver, 1983 y 2007; Yoffee, 1995; Veenhof, 1988; Dercksen, 2004.
Los contenidos de este artículo son mérito y responsabilidad de Marta González Herrero, profesora titular de la Universidad de Oviedo. Tan solo me corresponden la estructura y su estilización, así como las notas a pie y quizá algún que otro exceso literario.
Buen artículo, pero me ha faltado contexto al principio de qué vas a explicar jaja. Por cierto, ¿lo de los NOM-BRES es cosa tuya, es algo común entre tu gente o es que los griegos hablaban/escribían así?